jueves, 7 de noviembre de 2019

CIRROSIS HEPÁTICA | INTRODUCCIÓN Y ETIOLOGÍA

La cirrosis hepática es una enfermedad crónica, difusa e irreversible que se caracteriza por la destrucción y modificación del parénquima hepático. Es resultado de otras enfermedades como la hepatitis, el alcoholismo crónico y la acumulación de grasa en el hígado de origen no alcohólica. 

Cuando el hígado se daña intenta repararse a él mismo formando un tejido de cicatrización. En la cirrosis, estos sucesivos intentos de reparación seguidos de las consiguientes cicatrizaciones provocan un mal comportamiento del hígado progresivo. 

Además de las causas anteriormente mencionadas, hay otras menos comunes como:

- Mutación de las células inmunitarias y posterior ataque a los hepatocitos.
- Trastornos de tipo biliar.
- Ingesta de ciertos medicamentos excesiva.
- Enfermedades hepáticas hereditarias.

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Para más información:

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CIRROSIS HEPÁTICA | MANIFESTACIONES

Los síntomas más frecuentes de la cirrosis hepática son una ictericia leve (coloración amarillenta de la piel y blanco de los ojos), el edema (acumulación de líquidos en tejidos), vomitos mezclados con sangre y la confusión mental. Cabe añadir que en los hombres, las mamas aumentan de tamaño y pierden peso, debido a los desequilibrios hormonales causados por la insuficiencia hepática asociada a la cirrosis.



CIRROSIS HEPÁTICA | TRATAMIENTO

Como en otra enfermedades, el tratamiento de la cirrosis hepática depende de la etapa en la que se encuentre.

Si la cirrosis se encuentra en una etapa temprana, los principales objetivos del tratamiento son intentar acabar con la base del problema, es decir, se inicia un tratamiento para luchar contra la dependencia al alcohol en caso de que la cirrosis esté provocado por su consumo, pérdida de peso para las personas con cirrosis no alcohólica, medicamentos contra la hepatitis o medicamentos para controlar los síntomas de la cirrosis.

Para tratar las posibles complicaciones de la cirrosis, es importante lidiar con una serie de síntomas. El exceso de líquido en el cuerpo debe ser controlado, al igual que la posible hipertensión en el sistema porta. Es importante tener en cuenta tambien las posibles infecciones y la acumulación de toxinas en la sangre por una mala función del hígado, pudiendo causar esto último una encefalopatía hepática.

Finalmente decir que, si la cirrosis se encuentra en un estado muy avanzado, es decir, si el hígado deja de funcionar, una cirugía de transplante de hígado puede ser la única opción para sobrevivir. 

Para saber más: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/cirrhosis/diagnosis-treatment/drc-20351492

CIRROSIS HEPÁTICA | CUIDADOS DE ENFERMERÍA

Mantener un buen estado nutricional es fundamental para evitar complicaciones derivadas de esta enfermedad. Debemos llevar a cabo una dieta equilibrada, baja en sodio y sin alcohol. Es recomendable fraccionar las ingestas en 5 o 6 tomas a lo largo del día, evitando así los grandes volúmenes de comida. También es importante el consumo de fibra para prevenir el estreñimiento.

En lo referente a los cuidados en la eliminación intestinal, debemos asegurar una deposición diaria. Si esto no es así, es posible que precisemos la ayuda de laxantes orales y/o lavativas (enemas). Estos van a evitar la absorción intestinal de las toxinas presentes en las heces.

Por último, es esencial recordar que los cambios en el hígado interfieren en la estructura y funcionamiento normal de un órgano tan importante como la piel. Por ello, va a ser vital prevenir golpes y lesiones (cepillo suave, maquinilla eléctrica, cremas hidratantes, etc.).

Para saber más: 
http://www.scdigestologia.org/docs/patologies/es/guia_cuidados_pacientes_familiares_cirrosis.pdf